miércoles, 16 de mayo de 2018

Poeta voyeur

De todo ese rostro dormido
lo que me gusta es el vacío en que me pierdo
esa dulce credulidad de la siesta
una alborada a destiempo
así me siento
como un Batman pobre volando bajo esta ciudad gótica

La poesía sigue inagotable en los meandros
persigue liebres en los tape po'i y requiebres del ñe'ê
¿acaso la credulidad no es otro defecto más de los mortales?
¿acaso la poesía no es ese suspiro de los muertos?
un boom un bang un flash
un telúrico péndulo
ahí donde me pierdo
como un loco viejo bailando blues
solo en la terminal de la vida
libre libre en el clímax de la historia

Y vos parada en la esquina esperando el destino incierto del tambo
otro viernes atorado en la efervescencia y la melancoholía
pensando el desenlace del cuento urbano
que siempre termina con un príncipe hovy atrapado entre muros
atacado por los perros que ladran a la luna 

Construyendo casitas en el aire
con las manos con el agua
serpenteando en el barro
bebiendo otro diluvio
un pantano ciego que se desliza
en el preámbulo de la cosmogonía
el yvyra donde fluye
la palabra-alma

Entonces cabe la poesía
-se inventa-
como delito encubierto
como un desvestido hacker del futuro
como mirada de reojo o guiño de taxista desvelado
como poeta voyeur de la selva desierta

Hay vates que viven en/al pedo
para ellos la poesía es una eterna serendipia
     un destino
          un accidente
               una recaída

Para todos los demás
-me incluyo, me inhalo-
no hay ninguna definición
solo un alharido tenue en las fiestas
una patria que me escupe
y me olvida

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