lunes, 30 de octubre de 2017

El cine paraguayo se adentra al Chaco con La Redención

La nueva película de Hérib Godoy explora la contienda chaqueña en las trincheras de Nanawa.

Hérib Godoy es un joven cineasta de Coronel Oviedo que busca crear un cine con identidad. Ya lo hizo con Latas Vacías, una película de bajo presupuesto que logró éxito y recorrió varios países incluyendo España y EE.UU. Su nueva realización, La Redención, explora la historia paraguaya introduciéndose en la Guerra del Chaco (1932-1935). La película, hablada en castellano y guaraní, cuenta la historia de José (Juan Carlos Notari), un excombatiente y enfermo terminal, que recibe la sorpresiva visita de Marlene (Lali González), nieta de un ex camarada. Juntos emprenden un viaje lleno de recuerdos para dar con el paradero del abuelo de Marlene, desenterrar el pasado y encontrar juntos La Redención.

La película tiene guión de Néstor Amarilla Ojeda y las actuaciones de Juan Carlos Notari, Ramón del Río y Lali González, producción general de Aline Moscato, producida por Tuyupucú Producciones y Amamos Cine en coproducción con Anima S.R.L. Será distribuida por Life Films (20th Century Fox) y prevén su estreno para el primer semestre de 2018. Su director, Hérib Godoy, nos comentó más detalles.


¿Cómo nace La Redención?

Siempre quise hacer un trabajo audiovisual sobre la Guerra del Chaco y en 2015, volviendo de EEUU donde proyectamos Latas Vacías, sentí la necesidad de hacer esta película. Allá, desde que bajé del avión en el aeropuerto, pude ver como recuerdan con banderas y esculturas a los personajes heroicos de su historia; comparé la forma en que nosotros recordamos a nuestros héroes y me dije “es hora de filmar una película en homenaje a los excombatientes de la Guerra del Chaco”. Le escribí a Néstor Amarilla Ojeda, que estaba estudiando en Buenos Aires, para que cambiáramos el proyecto que estábamos planeando y nos metiéramos de lleno en esta nueva idea. Todos los que estamos detrás de La Redención tuvimos abuelos o parientes que fueron a la guerra y el proyecto se volvió personal. La inspiración fue una mezcla de anécdotas de nuestros abuelos y el libro de las memorias de Don Silvio Mendoza, un excombatiente abuelo de un amigo mío. La música de Emiliano habla de la guerra. Son inspiraciones que se fusionan en una historia profunda y hermosa contada en dos tiempos: en 1991, donde vive nuestro personaje principal y se encuentra con la nieta de un camarada de la guerra, y la otra relatada en 1933 en las trincheras de Nanawa donde vemos al personaje principal joven con sus 4 camaradas de patrulla.

¿En qué etapa de la producción se encuentran? 
Seguimos en rodaje, es una producción compleja y como trabajamos con un presupuesto ajustado necesitamos organizar todo muy bien. Rodamos la primera parte en enero y continuamos en octubre. En noviembre entramos en posproducción para estrenar el año que viene en el primer cuatrimestre, en fecha a definir con nuestro distribuidor (Life Films para el sello Fox).

¿Cómo fue recrear la historia en el Chaco?
Leímos sobre la Batalla de Nanawa y fuimos con el equipo de producción a las trincheras, al Chaco, a 96 km de Pozo Colorado, en la propiedad de unos señores formidables que nos hicieron de guía. Conocer aquel laberinto, caminar por los lugares donde estuvieron nuestros soldados y ver lo mismo que ellos vieron cambió la concepción que tenía de Nanawa. Recién entonces entendí la magnitud de aquel evento, percibí el sacrificio inmenso. Personalmente quisiera que, al ver la película, la gente sienta lo que sentí en Nanawa; hay algo mágico ahí que todos los paraguayos tenemos que conocer y sentir. 

¿Cómo fue el desafío de realizar una película de época?

Las escenas de 1991 fueron relativamente sencillas. Fue cuestión de encontrar en nuestras casas, con vecinos o amigos, las cosas de la época que requería el guión. Las escenas de 1933 requieren de más atención. Los uniformes fueron diseñados y confeccionados por alumnos de la Universidad Americana de la carrera de Diseño de Moda y por modistas de Coronel Oviedo. Estamos esperando el apoyo de las Fuerzas Armadas con armamentos de la época, y una de las cosas más interesantes para mí, el camioncito Ford T utilizado en la guerra y restaurado por el Touring y Automóvil Club Paraguayo, que se ve transportando soldados por un paisaje chaqueño, recreando de forma hermosa una postal de aquel momento.
¿Cómo es trabajar un nuevo proyecto después del éxito de tu primer filme Latas Vacías?
Latas Vacías fue una película simple en producción con una historia muy linda. La Redención es un guión complejo y somos 30 personas en las jornadas de filmación, con técnicos de fotografía e iluminación de Asunción, actores con experiencia y actores locales de Coronel Oviedo. Aline Moscato es la productora que está haciendo un gran trabajo. Tengo mucha fe en esto. La Redención es una historia que quiero ver, un cine que quiero hacer, un modelo de producción que me gusta. Se está convirtiendo en la película que siempre quise hacer.

¿Cuáles son las dificultades de hacer cine desde el interior del país?

Lo más dificil es conseguir el dinero para la realización y más cuando se hace en el interior. Las empresas privadas empiezan a conocer la industria audiovisual y a ver que apoyando una película nacional reciben visualización de sus marcas. El Estado debería ampliar su apoyo para incentivar la realización de cine en todo el país. En la parte técnica, actoral y de guión tenemos excelentes profesionales con ganas de trabajar y hay muchísimas historias que contar. El desafío es acostumbrar al público a ver historias nuestras, que vayan al cine a ver películas paraguayas; priorizar una producción nacional frente a una extranjera, solo así el cine paraguayo se podrá convertir en una industria.

(Nota publicada en la edición 158 de la revista Touring Club, Dervish Editorial, Octubre 2017)