Hay veces que olvido lo que quiero recordar. Nombres, instantes, pasiones, canciones, recuerdos...
Otras, recuerdo sólo lo que desearía olvidar. Momentos, razones, personas y olvidos...
Pensándolo bien, prefiero antes que nada, olvidar quien fui y recordar quien voy a ser. Se me hace más sano.
Otras, recuerdo sólo lo que desearía olvidar. Momentos, razones, personas y olvidos...
Pensándolo bien, prefiero antes que nada, olvidar quien fui y recordar quien voy a ser. Se me hace más sano.
Con los años uno va olvidando más cosas. Y como cada vez hay más por recordar se hace común olvidar. Ya no alcanza prestar cerebros para almacenar datos ni recuerdos, ahora son necesarios discos duros.
A veces olvido contraseñas, números de casas y de los buses que espero. Pero me sorprendo al recordar números de teléfonos de novias del pasado o de documentos que no son míos, recuerdo números de páginas o sueños sin sentido.
Veo rostros que me parecen conocidos, muy conocidos, pero no los conozco, no sé quiénes son, los saludo con la mirada o los esquivo ágilmente. En el instante en que los veo, más que reconocerlos los olvido.
Tal vez mañana olvidaré ponerme los zapatos, la camisa y me olvidaré de salir vestido, quizá también olvide dónde vivo y el porqué escribo lo que escribo.
A veces olvido contraseñas, números de casas y de los buses que espero. Pero me sorprendo al recordar números de teléfonos de novias del pasado o de documentos que no son míos, recuerdo números de páginas o sueños sin sentido.
Veo rostros que me parecen conocidos, muy conocidos, pero no los conozco, no sé quiénes son, los saludo con la mirada o los esquivo ágilmente. En el instante en que los veo, más que reconocerlos los olvido.
Tal vez mañana olvidaré ponerme los zapatos, la camisa y me olvidaré de salir vestido, quizá también olvide dónde vivo y el porqué escribo lo que escribo.