viernes, 31 de octubre de 2014

La fiesta del arpa

Los dedos pulsan las 36 cuerdas, las frotan, las arrancan y nos transportan a un paisaje abierto. Piedra, agua, verde. Todo fluye. Y emociona.
Tres días de escape a través del arpa. Eso fue el 8.º Festival Mundial del Arpa desarrollado en Asunción del 3 al 5 de octubre. Un recorrido por la música del mundo a través del arpa paraguaya, pasando por otras antiguas, tradicionales  y modernas.
Día 1. Llegamos al Teatro Municipal Ignacio A. Pane una hora y cuarenta y cinco minutos antes de la hora marcada para el inicio –20:30– con la intención de formar fila y agarrar los mejores lugares. Dado la gratuidad del evento y la buena propuesta musical, suponemos habrá una masiva concurrencia de gente, igualmente nos sorprende ver que unas 30 personas ya se encuentran aguardando antes que nosotros. Nos alegra también saber que ante una buena propuesta la famosa “hora paraguaya” puede ser derrotada.
El estreno de una obra del maestro Diego Sánchez Haase para arpa y orquesta no puede ser mejor apertura para la octava edición de este festival mundial. La melodía creciente del arpa. La flauta y el oboe que se abren paso escondidos en los palcos y se acoplan a la Orquesta del Congreso redondeando un inicio fantástico.
Cuarenta minutos después sorprende el conjunto misionero Jopara, conformado por músicos muy jóvenes, con una propuesta original y arriesgada, agregándole al arpa paraguaya el sonido de una guitarra eléctrica con mucha distorsión, una batería, bajo eléctrico, cello y percusión. El ensamble no es perfecto pero la vibración se siente en todo el teatro.
La primera arpa extraña en hacer su aparición es el arpa barberini, de la italiana Mara Galassi. Nos remontamos a la edad media. Para entonces el fervor del público es tal, que esas melodías contrastan y los presentes, por lo bajo, no ocultan su ansiedad por seguir escuchando música popular; lo que nos hace pensar que quizá hubiese sido mejor idea ubicar a esta artista antes en el programa.
Martín Portillo encendió la noche con toda su fuerza interpretativa, fue el más aclamado de entre los arpistas paraguayos y arrancó el primer bis. Tocando el popular Pájaro Campana y ante el pedido de la gente, el más que famoso Tren Lechero de Félix Pérez Cardozo, que a decir del presentador “nunca el tren en Paraguay fue tan rápido como lo toca Martín”.
Otro de los puntos más altos de la primera noche, fue la presencia de la arpista francesa Lena Woods, combinando su arpa eléctrica y su potente voz con su belleza y carisma, haciendo el esfuerzo de hablarnos en castellano leyendo de un papelito que lo sacaba y lo volvía a guardar antes de cada pieza. Su repertorio incluyó versiones de la música popular francesa, una fabulosa interpretación de Lullaby del grupo británico The Cure, además de una composición propia.
El Dúo México Lindo, de Julio González y Rosa Cueva dan el condimento de gracia y alegría a la noche haciendo conocidas versiones del repertorio mexicano. El público aún presente no se guardó los gritos y las palmas para acompañar esta presencia que se extendió hasta pasada la medianoche. Se destacaron además por su carisma en escenario, su vestuario, su invitación al baile y al tequilazo.
El cierre del primer día de festival corrió por cuenta del homenajeado Papi Galán,  quien presentó su gran conjunto de arpas, acompañado además por violines y flautas. Ejecutaron dos obras propias para luego dar lugar a una obra de Félix Pérez Cardozo. La humildad y el orgullo de Papi se hicieron latentes en el escenario, que aplaudió y celebró la interpretación de sus alumnos, en especial la de uno de los de más corta edad.
Día 2. Si el día anterior el público se destacó por su entusiasmo al estar formando fila más de una hora y media antes, en el segundo día ese entusiasmo se multiplicó por dos. Y claro, estoy hablando de la presencia de las Gemelas del Arpa, la verdadera sensación de este festival y las más esperadas ya desde la fila que se extendía por varios metros y rodeaba todo el teatro hasta la calle posterior a su acceso principal.
Era claro que la expectativa generalizada de toda esa gente que rebasó la capacidad del teatro era ver a las Gemelas del Arpa haciendo sus versiones de clásicos del rock y el metal. Pero antes que eso, íbamos a disfrutar un programa fantástico.
Una parte destacada de esta primera parte vino de la mano de Juanjo Corbalán acompañado por músicos de primera. Así llegó Py'aguapy con la participación de Diego Estévez en el sitar hindú, una combinación sonora inédita ya de por sí fantástica, la del arpa paraguaya a la par del característico sonido del sitar. Luego se acoplaron Gabriel Colmán en guitarra eléctrica, Paula Rodríguez en el contrabajo y Daniel Pavetti en percusiones para interpretar Appleton Blues. Un blues cautivante con la melodía del arpa peleando palmo a palmo el protagonismo a esa guitarra potente y precisa.
Entonces estas dos bellas rubias hicieron su aparición en escena arrancando la ovación del público que como decía, rebasó la capacidad del teatro, ocupó los pasillos e incluso quedó fuera. Camille & Kennerly Kit interpretaron a su estilo temas como Nothing else matters, Fear of the dark, Dream on, Sweet child o' mine desplegando en cada canción toda su gracia. Y no hacían falta palabras, la música y su simpatía crearon una comunicación fluida con la gente que las disfrutó de inicio a fin, coreando sus canciones, agitando sus cabezas e incluso levantando las manos con el famoso signo de los cuernos, propio del heavy metal. Capítulo aparte fue observar a un señor mayor levantando sus manos con este gesto en uno de los palcos durante todo lo que duró Fear of the dark.
Marcelo Rojas fue uno de los más aclamados por el lado de los paraguayos.
Luego subió Edmar Castañeda, arpista colombiano que demostró de manera fascinante que el arpa no está solo para la música folclórica sino también para la experimentación e improvisación propia del jazz. Posteriormente invitó al escenario a su esposa, la cantante Andrea Tierra, para interpretar juntos un par de canciones.
El homenajeado de la segunda noche fue el maestro Rito Pedersen, quien hizo su peculiar aparición luego de un show introductorio de magia e ilusionismo, junto a sus dos pequeños nietos.
Día 3. Para el cierre del festival la locación cambió a un lugar abierto, la plaza Uruguaya, en una fiesta popular abierta a todo el público.

Esta noche volvieron a presentarse algunos de los artistas más aclamados en los días previos, como las Gemelas del Arpa y el Dúo México Lindo.

La apertura estuvo a cargo del conjunto de arpas Digno García, dirigido por Marcos Lucena, quienes interpretaron algunas obras del reconocido arpista luqueño.

Posteriormente se presentó Yuki Shiomatsu, una arpista japonesa que llamó la atención por explorar los sonidos a través del arpa paraguaya y obras de artistas paraguayos contemporáneos.

Luego subió Kike Pedersen, acompañado por Diego Guzmán en guitarra, quienes tocaron dos composiciones de Pedersen, caracterizado por fusionar el folclore paraguayo y latinoamericano con otros ritmos del mundo.

Leonard Jacome, de Venezuela, presentó el primer prototipo de arpa eléctrica venezolana tocando un tema propio, un tema del folclore venezolano y una versión de La balada del indio del gran Ismael Ledesma.

El homenajeado del tercer día fue el maestro Tito Acuña, exhibiendo su peculiar estilo de tocar el arpa, haciendo literalmente malabares con la misma, sin dejar de lado la melodía de las canciones. La gente acompañaba con palmas y celebraba cada truco realizado. La fiesta del arpa llegó al momento cumbre y el público de pie y bailando pedía más.

Para el cierre subieron al escenario la mayor parte de los artistas que se presentaron durante los tres días del festival, dando así su respaldo al pedido de declaración de Asunción como Capital Mundial del Arpa.

Tres días de fiesta con las arpas del mundo y una cartelera de artistas de primer nivel.